9 mar 2006

¡ Pregúntale a un mexicano !

"Pregúntale a un mexicano" es el título de una columna de opinión que se publica semanalmente en la revista OC Weekly y que ha conseguido un éxito insospechado entre la comunidad blanca, rica y conservadora del condado de Orange.
A través de esta columna, que destila elevadas dosis de humor ácido y un tratamiento políticamente incorrecto, el periodista mexicano-estadounidense, Gustavo Arellano, de 27 años, se ha convertido en un paradójico instrumento de aproximación y conocimiento para todos aquellos gringos, gabachos o güeros que están interesados en conocer a fondo a una comunidad que dentro de muy poco los superará demográficamente.
"Querido mexicano: ¿Podrías explicarme qué es lo que les ocurre a tus paisanos que son incapaces de cruzar las calles y avenidas por las esquinas? Estoy harto de ver accidentes provocados por mexicanos cuando cruzan por lugares prohibidos. ¿Es que en México no existen las señales de tráfico? Atentamente ¡Corre por tu vida!."
La anterior es un ejemplo de la clásica pregunta que le hacen los lectores anglosajones a Arellano. Y esta es la típica respuesta que les da:
"Querido Gabacho: A pesar de que una inmensa mayoría de los mexicanos que han emigrado a Estados Unidos provienen de grandes metrópolis del norte, un estudio recientemente elaborado por la Universidad de Tulane reveló que 61% de los mexicanos que emigraron en el 2000 provenían de poblaciones que tienen menos de 15 mil habitantes, en donde las calles o incluso los semáforos son la excepción.
Cuando estos mexicanos llegan a Estados Unidos se desconciertan, porque encuentran que todo está tan predispuesto, tan ordenado y tan estúpidamente regulado. Pero, si los mexicanos hemos sido capaces de cruzar muros fronterizos, desiertos y Minuteman para llegar a territorio estadounidense, ¿qué te hace pensar que una pinche señal de tráfico nos iba a detener?"
En ese tono mordaz y agresivo, tanto en las preguntas como en las respuestas, es que posiblemente radica el éxito de la columna. Pero pese al aparente enfrentamiento, la columna sirve para aclarar muchos malentendidos entre ambos grupos socioculturales.
Cuando Arellano comenzó a escribir su columna, hace dos años, no tenía ninguna experiencia. La idea surgió de su editor, Will Swaim, que le lanzó el reto de responder a las dudas, prejuicios e ignorancia de la desdeñosa comunidad anglosajona que se atrinchera desde sus lujosas residencias en New Port Beach, mientras contempla el avance de la comunidad latina en la zona.
"Nunca imaginamos que la columna tendría tanto éxito. Y la clave quizá podría estar en que yo les respondo, sobre todo, a los racistas que nos atacan continuamente y nos inundan con preguntas tontas u ofensivas", comenta este admirador de Tin Tan, de la música de Jorge Negrete o del Trío Calavera.
"Querido Mexicano: ¿De dónde les viene a los mexicanos el sentido del color y la estética? He visto en las autopistas camionetas de mexicanos con colores chirriantes. ¿Es que acaso no se dan cuenta de que sus combinaciones son una mierda?", pregunta un educado lector.
"Querido Gabacho: Alan Bruner, quien es professor del Instituto de Arte de California, lejos de coincidir contigo, asegura que el amor de nosotros los mexicanos por los colores intensos y vibrantes revela un carácter pasional y amor por la vida.
"De hecho, Bruner considera que los americanos son ciegos al color y hasta cobardes, porque, a diferencia de ustedes, nosotros no le tenemos miedo a expresar nuestros sentimientos a través del color, mientras ustedes viven en un letargo insípido e incoloro", responde Arellano.
Entre preguntas agresivas, y respuestas que no desmerecen, Arellano se ha convertido en la voz de casi un millón de inmigrantes hispanos en el condado de Orange.
Tomado del Universal.

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