30 oct 2006

Las otras barricadas: las de la corrupción

Tomado del periódico Excelsior.
Razones
Por: Jorge Fernández Menéndez
Al momento de escribir estas líneas, ya entrando la noche del domingo, la Policía Federal Preventiva aún no terminaba de recuperar el centro de la ciudad de Oaxaca y se habían dado algunos enfrentamientos importantes tanto en esa ciudad, como otros menores, con miembros de la APPO (en realidad de los organismos de superficie del EPR), en la capital del país. La noche, sin duda, será tensa, pero es difícil pensar en enfrentamientos generalizados: como hemos señalado en otras oportunidades, el EPR tiene en Oaxaca unos 300 militantes armados y otros 200 en el área metropolitana de la Ciudad de México. Independientemente de su lógica ultrarradical, esta organización parece haber aprendido algo de los hechos de hace diez años, cuando después de los ataques a Tlaxiaco y Huatulco fueron prácticamente desmembrados por las fuerzas de seguridad, un golpe del que sólo se recuperaron gracias al ahora diputado José Murat, quien sigue siendo la mano que mece la cuna en el conflicto oaxaqueño y, si no, ahí está la estrecha relación de Murat con Flavio Sosa para comprobarlo.

La asociación, aunque parezca tan contradictoria, del muratismo y el EPR, es un símbolo de la crisis que aqueja a Oaxaca y que, fuera de lo que ocurra en las próximas horas, después de que la PFP recupere el centro de la ciudad y los maestros previsiblemente regresen a clases hoy, confirma por qué el trabajo político en ese estado apenas comenzará cuando se den esas condiciones mínimas.

En la crisis de Oaxaca están metidas demasiadas manos y casi ninguna lo hace con un interés legítimo por el futuro de la entidad. Habrá un espejismo de orden en las próximas horas, después de la violencia y los enfrentamientos inevitables que van a ocurrir, pero será eso un espejismo que distará mucho de convertirse en realidad si no se actúa en forma política seria.

Algunos dirán que el presidente Fox cumplió su palabra y finalmente intervino en el estado y evitó que el conflicto cayera en manos de la siguiente administración.

Pero no es estrictamente así: el Presidente ordenó intervenir porque luego de los enfrentamientos del viernes ello era inevitable, sobre todo después de la muerte de un estadunidense, que fue mucho más determinante que la de catorce oaxaqueños (esa es la cifra oficial, en realidad, ha habido muchas más víctimas), luego de la exigencia formal presentada por el embajador Tony Garza. Pero, con o sin esa queja, era imposible seguir pensando que se podía continuar sin enviar la fuerza pública al estado. La Policía Federal Preventiva recuperará la ciudad, pero será a un costo mucho mayor al que se habría pagado si esa decisión se hubiera adoptado hace unos meses (o por lo menos hace unas semanas).

Vienen dos procesos muy complejos: por una parte, castigar a los dirigentes de la APPO que han cometido delitos graves. No puede haber impunidad en ese sentido, porque ello será la mejor garantía de que esos hechos se repitan en el futuro muy cercano. El corazón de la APPO está formado por militantes del EPR y perredistas de los grupos más radicales y también más corruptos. Ello no implica que, por ejemplo, ese corazón esté integrado por varios de los "dirigentes guerrilleros" que mostró, según documentos de "inteligencia", el gobierno de la entidad: si Ulises Ruiz y su gente creen que esa es información e inteligencia están perdidos y sólo por ese grado de ignorancia política se puede comprender por qué han perdido desde tiempo atrás la gobernabilidad del estado.

Lo cierto es que los grupos realmente pertenecientes al EPR ya aprendieron y difícilmente presentarán frente en forma abierta al gobierno federal, pero continuarán desafiándolo si no hay cambios notables en la entidad. Y ello tendrá que pasar por otro ajuste de cuentas, éste, con el gobierno estatal.

La administración de Ulises Ruiz oscila entre la soberbia y la ignorancia de una forma lastimosa: no ha habido ni siquiera una autocrítica sobre lo sucedido.

No sé si entre los acuerdos que se han tejido para tratar de encontrar una salida a la crisis esté incluida la licencia de Ruiz o no, pero por una simple razón de sentido común el primer interesado en que haya cambios políticos en el estado debería ser el PRI.

Lo sucedido es un certificado de que su capacidad política en la entidad, que ha sido uno de sus principales referentes electorales en el pasado, se ha perdido luego de ocho años de torpezas, soberbia y autoritarismo.

Mucho de lo que ocurre hoy en Oaxaca sólo puede explicarse por la resistencia de esos grupos a rendir cuentas con respecto a cómo utilizaron los recursos públicos federales destinados al gasto social mediante el ramo 33 del Presupuesto, que suma varios miles de millones de pesos y llevó, incluso, al ex gobernador Murat, a iniciar una controversia constitucional para evitar ser auditado por la Federación. Durante todo su sexenio y lo que va del de Ruiz, a pesar de las profundas diferencias personales que han surgido entre ambos (que no impiden, por ejemplo, que el yerno de Murat sea el representante del gobierno de Ulises en el Gobierno del Distrito Federal), no han rendido cuentas de los recursos que se les han entregado (98% del presupuesto del estado depende de recursos federales) y allí está el eje del conflicto.

Pero el hecho es que la Suprema Corte de Justicia ha dado la razón a la Federación y las mencionadas auditorías están en marcha y tendrán que informarnos a dónde fue esa enorme cantidad de dinero destinado a combatir la pobreza en uno de los tres estados más pobres del país.

El priismo, por supuesto, puede armar sus propias barricadas para defender al gobernador, pero será responsabilidad de éste, o más probablemente del próximo gobierno, desmontarlas, como se hizo ahora con las de la APPO, si se quiere, ya no sólo normalizar la vida del estado, sino incluso moralizar una vida y una dirigencia política que se ha pervertido por la corrupción institucionalizada.

Oaxaca 30 de Octubre

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29 oct 2006

Oaxaca: respuesta tardía

Itinerario Político
Ricardo Alemán
29 de octubre de 2006
Se debieron perder 15 vidas para decidir el uso de la fuerza

Por donde se le quiera ver, resulta indignante y ofensivo para los ciudadanos que depositaron el mandato en Vicente Fox, que el Presidente haya decidido la intervención de la fuerza pública en Oaxaca luego de 160 días de disturbios, de una violenta rebelión social que arrojó la muerte de 15 personas y que durante cinco meses convirtió al centro de la capital oaxaqueña en el territorio de una dolorosa guerra civil entre hermanos.

Debieron pasar poco más de cinco meses, 160 días; se debió perder el ciclo escolar para miles de niños y jóvenes, debieron perder la vida por lo menos 15 personas, se debieron secuestrar el zócalo oaxaqueño, estaciones de radio y canales de televisión; se debió derruir la economía de Oaxaca y el estado de derecho; se debió llegar a la ingobernabilidad y la inestabilidad política y social de esa entidad; y se debió convertir a Oaxaca en un foco de subversión en el que participan grupos sociales vinculados con guerrillas como el EPR, para que el presidente Fox decidiera el envío de la fuerza pública a Oaxaca.

Y no sabemos si la anunciada intervención policiaca resultará eficaz y se llevará a cabo en forma quirúrgica -como todos desearían-, o si terminará en un saldo aún más lamentable -porque enviamos estas líneas la tarde de ayer sábado-, pero lo cierto es que la respuesta oficial es tardía, insuficiente y como un recurso desesperado ante el fracaso del diálogo, la negociación y el ejercicio del gobierno. Hasta el final de su gestión, Vicente Fox demuestra que estuvo muy lejos del estadista y el gobernante capaz de entender su papel en la defensa de la vida y los bienes de las personas, en su misión como garante de la gobernabilidad y la estabilidad de la República, y como el verdadero jefe de las instituciones federales, esas que son responsables de hacer valer el respeto a la ley y la aplicación de la justicia.

Temor a la historia

¿Qué pasó con Vicente Fox? ¿Por qué su temor al uso de la fuerza pública? ¿Por qué la tardanza en una respuesta eficaz? El fracaso de la política en el caso de Oaxaca y las incapacidades mostradas por Vicente Fox para el ejercicio de sus responsabilidades como jefe de gobierno y de Estado, se explican por dos variables que, a querer o no, sintetizan al fracasado gobierno foxista. Nos referimos al temor de contaminar con el conflicto de Oaxaca el proceso electoral del pasado 2 de julio, y el temor de pasar a la historia como "un presidente represor". Los temores del presidente Fox están en el fondo de un conflicto cuyo desbordamiento hoy lo obliga a lo que se resistió durante cinco meses; al uso de la fuerza pública, una de las facultades del encargo que le encomendaron los ciudadanos desde julio de 2000.

Fox se resistió a meter la mano en el conflicto de Oaxaca, hace 160 días, porque sabía que el germen de esa protesta tenía un alto contenido político. Lo que era un legítimo reclamo del magisterio fue tripulado por los adversarios del gobernador Ulises Ruiz -enemigos locales y nacionales vinculados con el PRD, con Convergencia, y con ex gobernadores como José Murat-, que amenazaba con un vulgar cobro de facturas políticas y que empleaban como instrumento de presión el chantaje de "ensuciar" la elección presidencial del 2 de julio pasado. Y por supuesto que no se puede acreditar toda la responsabilidad al presidente Fox. Está claro que detrás del detonante del conflicto está la incapacidad política del gobernador Ulises Ruiz, quien en poco más de un año logró lo impensable: unificar a todos los sectores oaxaqueños, pero en su contra.

Cuando se habían superado los momentos políticos más explosivos en el terreno federal: la elección presidencial y la conflictiva etapa postelectoral; cuando era tiempo de atender la crisis de Oaxaca mediante una agresiva negociación política o mediante el uso de la fuerza pública -porque el centro de la capital oaxaqueña ya era tierra de nadie y era evidente la participación de grupos vinculados con guerrillas como el EPR-, el presidente Fox ofreció otro pretexto que mostró su temor a pasar a la historia como un "presidente represor". Dijo al diario The Wall Street Journal -a una pregunta sobre la ausencia de autoridad en Oaxaca-: "Cuando alguien rompe el orden institucional, aunque sea con la toma de una calle o carretera, el uso de la fuerza es legítimo. Sin embargo, en la sociedad mexicana no existe la cultura política para aceptarlo. Por eso no se lleva a cabo".

El 21 de agosto pasado, a propósito de esa declaración del Presidente, preguntamos en este espacio: "¿No está lista la sociedad mexicana para aceptar el legítimo uso de la fuerza pública? ¿No será que es el Presidente el que no está listo para entender el papel y la responsabilidad que asumió el 1 de diciembre de 2000 al protestar como Presidente?". Y concluimos así: "Si Fox no quiere emplear la fuerza pública contra aquellos que mediante la violencia pretenden cambiar el orden institucional -sean o no justas sus demandas-, lo único que consigue es estimular que sea la fuerza, la violencia, el chantaje, lo que valga para resolver las controversias. No se intervino en Oaxaca, para no contaminar la elección federal, luego para no contaminar la crisis postelectoral. Y ahora porque ´la sociedad no está preparada´. ¿Entonces qué? ¿Esperaremos a que venga el Espíritu Santo? Al tiempo".

Fracasa la política

Era importante el ejercicio de memoria, porque a la distancia es posible entender el tamaño de la irresponsabilidad de los gobiernos municipal, estatal y federal, en el caso Oaxaca, cuya carga compartida -por omisión o comisión-, hizo posible que la crisis oaxaqueña llegara al nivel máximo de violencia, de ingobernabilidad e inestabilidad política y social; que se empujara a Oaxaca no sólo a un mayor atraso educativo y social; a la destrucción de su economía y a una vergonzosa e insultante -insultante y vergonzosa por las ambiciones de poder de las partes en conflicto-, guerra civil entre hermanos.

En el fondo ese es el saldo más doloroso: que la política, el arte de hacer posible la convivencia entre las sociedades, haya sido el catalizador de la destrucción del tejido social en Oaxaca.

Pero ahora si, una vez que el más pobre de los estados de la Federación fue llevado a la ruina educativa, económica, social y política; una vez que fue convertido en el mejor ejemplo de la incapacidad de los tres niveles de gobierno, del fracaso de la política, ahora sí esos mexicanos en quienes "no existe la cultura del uso de la fuerza pública", tendrán que tragarse el uso de la fuerza pública. Ahora sí tendrán que entenderla, cuando hace dos, tres o cuatro meses el uso de esa fuerza pública pudo evitar la muerte de 15 personas, la quiebra económica del estado, el rezago educativo y cuando se pudo haber dado una muestra de grandeza para gobernar. Eso no lo entienden los hombres de poder, porque no pasa por sus ambiciones políticas y económicas.

Los señores Ulises Ruiz y Vicente Fox -en tanto mandatarios estatal y federal, respectivamente-, son los responsables director del entallamiento de la crisis y de que esa "papa caliente" creciera sin control hasta los niveles que alcanzó, Pero en el otro bando, son muchos los responsables de atizar el fuego de una hoguera que terminó en la anarquía total. Nos referimos a los líderes sindicales, en este caso del magisteriales; a los líderes sociales, como los de la APPO y, por supuesto, a los líderes de partidos políticos, como el PRD y Convergencia. Esos tres frentes del conflicto son el punto de origen y en los tres casos las reivindicaciones de Oaxaca están lejos de ser el motor de la crisis, porque el corazón de todo está en las disputas políticas, de poder y de dinero público. El control de Oaxaca como territorio político, y el uso de los dineros públicos, son los puntos en disputa.

Pero tampoco termina ahí la responsabilidad. En buena medida el conflicto se dejó crecer porque el naciente gobierno de Felipe Calderón se negó a una salida política, para garantizar de esa manera una alianza de futuro con el aún poderoso PRI. El PRI se negó a la caída de Ulises Ruiz, porque perdería una plaza en la geometría territorial del poder. El PAN, el gobierno de Fox y el equipo de Calderón se paralizaron para no romper con esa alianza. Ese acuerdo de poder arrastró a una institución del Estado mexicano que habría sido fundamental para encontrar una salida: al Senado de la República, que terminó en remedo de su propia historia. En pocas palabras, más allá de lo que significaba y significa la crisis para los oaxaqueños, el PRI defendió una posición de poder, el PAN defendió su alianza con el PRI, y el PRD estimuló la crisis y la caída de Ulises Ruiz, en su ambición de lograr otra plaza de poder y para saciar su sed de venganza política. Esa es la vergonzosa grandeza de la política mexicana y, por supuesto, de los políticos mexicanos.

APPO, maestros y guerrilla

Pero el de la intervención de la política en el grave conflicto que vive Oaxaca debe ser visto como un efecto, resultante de la causa. El origen debe buscarse en una doble descomposición social aderezada con el germen de los grupos guerrilleros que operan en Oaxaca. Como todos saben, la protesta partió de un reclamo legítimo del magisterio por lograr la retabulación salarial. Pero no era el reclamo anual, sino que en realidad se trataba de un "dardo envenenado". Detrás del magisterio operaban grupos políticos como el PRD, Convergencia y resentidos del PRI que pretendían cobrar la factura que significó la llegada al poder de Ulises Ruiz.

Sabedor de lo que había detrás de la protesta del magisterio, el gobernador Ulises Ruiz lanzó la policía a los maestros que, fortalecidos por los grupos vinculados con la guerrilla -y que crearon de inmediato la APPO-, cambiaron de inmediato su demanda. Pidieron la cabeza del gobernador Ulises Ruiz, olvidaron toda otra reivindicación, y con adiestramiento propio de una guerrilla urbana se propusieron el secuestro del centro de Oaxaca. Si bien en los primeros meses del conflicto no aparecieron armas de fuego entre los militantes de la APPO y del magisterio, la violencia se desató a través de la instalación de barricadas, del secuestro de estaciones de radio y canales de televisión, y de la virtual instauración de un estado de facto, en donde se violaron derechos al libre tránsito y se instauró la ley por propia mano.

La APPO y el magisterio crearon un estado de excepción mediante prácticas ilegales y hasta delincuenciales, que reclamaban la caída de un gobierno que, nos guste o no, es un gobierno legalmente constituido. Fueron muchas las voces que se alzaron para reclamar la renuncia de Ulises Ruiz, no sólo por sus desaciertos políticos, por sus pillerías, sino hasta porque tiró un centenario árbol del zócalo de la capital oaxaqueña. En efecto, Ulises Ruiz es acaso el peor gobernante en ejercicio, el más cuestionable, el más repudiado por sus gobernados, pero las prácticas empleadas por la APPO y el magisterio resultaron igual de cuestionables y de atentatorias de la vida de los oaxaqueños y de sus libertades fundamentales.

La APPO y el magisterio se propusieron la desestabilización política y social de Oaxaca -y hasta lo anunciaron de manera pública-, para alcanzar su objetivo fundamental: la caída del gobierno de Ulises Ruiz. Todo ello sin que intervinieran las fuerzas públicas locales o federales, a pesar de que se cometían delitos graves, y de que aparecían indicios de que la guerrilla oaxaqueña estaba detrás.

La estrategia, consistente en mostrar a todo el que quisiera verlo, que era patente e insostenible la ingobernabilidad y la inestabilidad política y social -y que hay que insistir, contó con la apatía de los gobiernos federal y estatal, y de los centros reales de poder-, no fue más que una medida de presión extrema, ilegal, que buscaba la caída de un gobierno que -además de sus incompetencias-, rompió con el reparto de dinero público para grupos sociales.

La ausencia de poder, la inútil negociación a la que convocó la Secretaría de Gobernación -que no era más que un espacio para negociar impunidad-, y los vacíos de autoridad que se crearon en Oaxaca, dieron como resultado que los espacios fueran ocupados por los grupos radicales de la APPO y del magisterio, a la aparición de tácticas bien identificadas con la guerrilla y a que ganara terreno lo más radical de esos grupos. Aparecieron luego las armas de fuego en manos de los inconformes, la instauración de un verdadero estado de excepción y la anarquía en su plenitud.

La refriega del pasado viernes -en donde perdieron la vida cuatro personas, una de ellas un periodista estadounidense-, en donde aparecieron armas de fuego en los dos bandos en disputa, no fue más que la confirmación de que la guerra civil a la que se empujó a Oaxaca había llegado a un punto extremo, insostenible, en un territorio en donde la vida no vale nada, porque no hay autoridad digna de respeto, y en donde los intereses reales están muy lejos de las balas. ¿Quién, de los dos bandos, pagará por la ruina de Oaxaca? Al tiempo.

Entra la PFP a Oaxaca

Principales encabezados de los diarios de hoy.

La Crónica de Hoy
Tras 5 meses y 14 muertes la fuerza federal llega a Oaxaca
Entreguen Oaxaca o la tomamos: SG
El Ejército y la PFP van por Oaxaca 161 días después
Alista PFP control de Oaxaca
Llega la PFP... y la APPO se repliega

Tuvo que haber la nota de que murió un extranjero, para este caso un americano, para que Fox decidiera enviar la fuerza pública a Oaxaca después de 160 días de crisis y de 14 o 15 muertes en esta entidad. En una clara respuesta tardía, muy tardía.

Cuanta razón tiene Crónica: La cuenta que cobrará la historia no será como la del 68. No será un juicio por el exceso ni por el autoritarismo. Será por la demora para actuar. Hizo falta que un estadunidense muriera para activar a la fuerza pública. Para describir a los responsables de que la situación cobrara la magnitud a la que ha llegado hay un término: pusilánimes, los señores de alma pequeña.

No cabe duda, Foxilandia es otro país muy diferente al México actual.

Cruz Azul se enfila a la calificación

Apertura 2006 Jornada 15.

Cruz Azul 1- 0 Jaguares.

Buen triunfo de local, aunque al final un poco tenso con el Jaguares en busca del empate al ver que Cruz Azul no fue tan contundente como deberia después de fallar múltiples oportunidades claras de gol.



Es el cuarto triunfo en fila gracias a un golazo de media distancia de Richard Nuñez al cierre del primer tiempo.



En el segundo tiempo hubo oportunidades claras por parte de Rafael García, Chelito, Nuñez y dos mano a mano de Sabah que el "Gato" Ortiz logró atajar espectacularmente, si no, el marcador hubiese sido mínimo por diferencia de 3 goles a favor.

Y también por poco Jaguares empata con un gran cabezado del ex cruzazulino Juan de Dios Hernández pero el atajadón del Conejo impidió que se anidara en las redes.



Me parece que Cruz Azul está jugando inteligentemente, tiene buen manejo de lostiemposenel aprtido y se adapta bien a las circuntancias del encuentro. Tanto el partido anterior con el Veracruz y ahora con Chiapas fue paciente, aguantó bien al contrario y después dominó tácticamente al rival.

Me parece muy correcta la inclusión en la titularidad de Domínguez, Chávez, García y Ortiz, le han dado un buen ajuste al juego de equipo. Julio César Domínguez con su juventud le ha ganado la partida a jugadores de experiencia como Adrían Sánchez y Héctor López en la central, y le ha proporcionado buena solidez a la defensa al equipo, quizá el único pero que tiene es que no sabe sacar el balón jugando desde el fondo y recurre frecuentemente al rompimiento. Nada grave.

Rogelio Chávez también se ha ganado la titularidad a pulso en la lateral izquierda, también a expensas del veterado Alberto Rodríguez y de Adrián Cortés. De buena marca, veloz, punzante y con buen manejo de balón ha dado buen vitalidad al lado izquierdo. Lo mejor es que ha dejado a un lado las novatadas y se ha portado como si fuera un jugador de experiencia.

Rafael García ha aprovechado magníficamente las lesiones de José Alberto Hernández e Israel López, ocupando el lado izquierdo del medio campo y haciendo que Gerardo Torrado se vaya al centro como contensión puro. Esto le ha proporcionado muy buena solidez al medio campo con recuperación y toque, aunado a la gran temporada que está cuajando Torrado.

Por último, Luis Alberto Orozco también le ha dado un buen refresco al juego del equipo desde su posición como centro delantero, su altura y buena protención del balón le permite al equipo jugar un poco mas vertical y esperar las incorporaciones del Chelito y de Nuñez. Su labor de sacrificio pone en aprietos la titularidad de Sabah a pesar de los nueve goles de éste. Tácticamente es mas versátil Orozco que Sabah, pero tampoco se puede olvidar que es mejor rematador Sabah aunque contra Jaguares estuvo errático.

Cruz Azul todavía puede escalar mas lugares en la tabla general, tener un buen cierre de torneo para poder aspirar a hacer algo importante en la liguilla por el título. Veremos que sucede en este cierre del torneo para ver a que aspira el equipo.
Fotos tomadas de mediotiempo.com

20 oct 2006

Animales gay ¿antinatural?

Hoy encuentro esta nota sobre la exposición sobre la homosexualidad en los animales del Museo de Historia Natural de Oslo.
La exposición trata de dismitificar la homosexualidad en general.
Aqui pongo la nota completa:
El Museo de Historia Natural de Oslo abrió la exposición la semana pasada y ha tenido buena acogida, aunque no entre las familias.

Organizadores de la exhibición recibieron críticas e, incluso, una de las personas que se oponía a la muestra dijo que los creadores serían "quemados en el infierno".
La homosexualidad se ha observado en 1.500 especies y, en 500 de ellas, el fenómeno está bien documentado.

La exhibición que se ha titulado "¿En contra de la naturaleza?" incluye fotografías de dos jirafas de género masculino "apareándose".

Así mismo, se pueden ver imágenes de monos del mismo género estimulándose entre sí y dos ballenas frotándose mutuamente.

"La homosexualidad es un fenómeno común y extendido en el mundo animal", plantean los organizadores.

"No sólo se observan relaciones sexuales de corta duración, sino relaciones que se prolongan en el tiempo, incluso se establecen vínculos que pueden durar toda la vida de quienes lo conforman".

Voceros del museo aseguran que es la primera exposición de su tipo en el mundo, una exhibición que toca un tema que ha sido un tabú.

Agregan que, frecuentemente, el acto sexual entre animales -como entre los seres humanos- es más un asunto de placer y disfrute que de reproducción. Esta idea se aplica tanto a animales del mismo sexo como de sexo opuesto.
"Especies bisexuales"
Mientras para algunos la homosexualidad pudiese contradecir los fundamentos de la evolución, los científicos que forman parte de la organización de la muestra dicen que el fenómeno no causa daño y en realidad podría ayudar en ciertas circunstancias.

En ocasiones una pareja de aves machos podrían empollar huevos donados por un ave de género femenino.

En el caso de los flamencos, "dos machos pueden ocupar un territorio más extenso que una pareja normal, lo cual permite que un mayor número de polluelos nazcan", dicen quienes concibieron la muestra.

En algunas colonias de pingüinos, una de cada diez parejas podría ser del mismo género, mientras que "en algunos animales toda la especie es bisexual", como el chimpancé bonobo, se asegura en el exhibición.
Algunas muestras de rechazo se han visto en la exhibición. Un asistente estadounidense dijo que la exposición era un ejemplo de "propaganda invadiendo el mundo científico".

Meter Bockman, un zoólogo quien contribuyó con la puesta en marcha del proyecto, admitió que "hay motivaciones políticas".

En Noruega hay un deseo por parte de los museos públicos de servir como plataformas para "mostrar la verdad" y "presentar temas controversiales y que suelen esconderse debajo del tapete".

Representantes del museo dijeron que uno de los objetivos es "ayudar a desmitificar la homosexualidad. Con esta muestra nosotros buscamos rebatir todos los argumentos que señalan que el comportamiento homosexual es un crimen en contra de la naturaleza".